Madres de la Luz

las curvas de la espiral
3 min readFeb 4, 2023

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(23/05/19)

He pasado por la experiencia del aborto dos veces, espontáneos; las pruebas de embarazo resultaban negativas pero yo sabía.

La primera vez terminé en urgencias en el Hospital Civil. La experiencia fue horrible, mi consuelo era que mi bebé de ocho meses me esperaba en casa.

Cuando volví, mi esposo se contagió de dengue, ese año hubo epidemia en Guadalajara; descansé solo un día. Entre tanta ida y venida al IMSS mi esposo contrajo influenza H1N1, mi bebé se fue a vivir a casa de mi mamá dos semanas. No tuve tiempo de duelo, tampoco de consuelo.

Después supe que mi mamá les había contado a las mujeres cercanas de mi familia, en secreto, todo en voz bajita y nadie comentaba nada. Mi abuela le dijo a mi mamá que era peor una “mala cama” que una cuarentena y mi mamá me pasó el mensaje así, con la única recomendación de que descansara. No descansé.

Mis amigos no supieron que hacer, no supieron que decir. Nadie dijo nada.

La segunda vez fue cerca de un año después. Mi regla no llegaba y yo sospechaba estar embarazada. Fui a hacerme estudios de sangre. Negativos. Un mes después volví. Negativos. Fui al ginecólogo y le pedí que me hiciera un ultrasonido, estaba embarazada, un mes o menos. Le conté de mi aborto y accedió a vernos en dos semanas. En la segunda visita el gine me dijo que el embrión no había crecido, que no era un embarazo, que era un Huevo muerto retenido.

Sentí que no entendía, que el gine se equivocaba. No se lo dije, estaba en shock. Le pedí a mi esposo que buscáramos una segunda opinión, El también esperaba que fuera un error. A los dos días me caí de la escalera, me asusté y en vez de ir al doctor me fui a casa de mi mamá y de ahí le hable a mi esposo. Cuando llegó dejamos encargado a mi hijo y pedimos un taxi.

Estábamos asustados y seguros de que no íbamos a regresar al civil. Fuimos al Hospital Civil de Zapopan, no sabíamos que ya no había ginecología ahí. Me atendieron por ser urgencia. Cuando el médico me examinó, la bolsita ya se había desprendido así que lo correcto era hacerme un legrado. Me asusté. Les conté de mi experiencia en el Civil y de manera muy humana (hasta hoy les agradezco de todo corazón) me anestesiaron de manera general, me durmieron para que no me diera cuenta.

En mi casa me regañaron por no cuidarme, por que ya era la segunda vez. Mis amigos siguieron yendo a la casa, como si nada.

Por la noches cuando me lograba dormir escuchaba los llantos de mi bebé, lloraba con él. Mi esposo me despertaba y llorábamos los dos ¿Es que nadie se daba cuenta de que habíamos perdido dos bebés?

Años después me llegaban como flashazos de tristeza, de recuerdos, y lloraba por días. Poco a poco dejé de llorar, pero no de sentir.

Cuando tomé mi formación como facilitadora de danza el tema salió a la luz y no pude evadirlo. Tuve que ser valiente y reconciliarme con mi cuerpo y mi vida. Luego comencé a notar que como yo había muchas mujeres que no tuvieron su duelo, que no hablaron de ello, que no fueron escuchadas.

Somos muchas.

Es tiempo de que hablemos, de que sintamos, de que seamos escuchadas. Es tiempo de sanarnos.

Les quiero, Elisa.

Afiche del taller “Madres de la Luz 2019”

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Talleres enfocados a la reconexión con el amor, el gozo y el poder personal. Mi intención es abrir espacios para ser felices y explorar nuestra autenticidad.

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